El ágora de 13 Rue de l'Ancienne Comédie:

El ágora de 13 Rue de l'Ancienne Comédie: Viendo la vida pasar
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miércoles, 26 de mayo de 2010

Hablando de Paris (7): Gran Esfinge de Tanis, Ramsés II, Bes, Obelisco de Luxor, Egipto en el Louvre. Speaking of Paris: Great Sphinx of Tanis, Egypt


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El Antiguo Egipto está ampliamente representado en el Louvre de París. Cuando se ve la cantidad de piezas, algunas muy importantes, que alberga ese museo no se puede dejar de pensar en la marcha de tanta obra de arte hacia otros países. Países alejados de esa cultura pero que se arrogaron el derecho de llegar, descubrir, desenterrar y llevarse lo que fuese necesario. Bueno...ya no se pueden cambiar las cosas y puede que los únicos que realmente puedan reclamar la propiedad de las piezas arqueológicas fuesen los que vivieron inmersos en aquellas sociedades de las que hoy sólo quedan estos vestigios que han sobrevivido al paso de los siglos y al paso de la Humanidad. En los territorios en que se desarrollaron aquellas culturas existen otras muy distintas a las de los principios y formas de vida de la antigüedad y apenas hay herencia práctica en los aspectos sociales y culturales.

Cuando se visita el Louvre lo mejor es dedicarse a unas pocas obras o a una determinada sala. De otra forma se terminará con una especie de borrachera mental en la que, al cabo de una horas, apenas serás consciente de lo que ves y te dará igual Egipto que Babilonia.

Hoy, en el Agora de 13 Rue de l'Ancienne Comédie tenues pinceladas de Egipto en el Louvre.



La Gran Esfinge de Tanis, cuerpo de leon y cabeza de rey, es una de las más grandes esfinges que se hallan fuera de Egipto. Las ruinas del templo de Amon-Ra en Tanis la albergaba, siendo descubierta en 1825. Tanis fue la capital de Egipto durante la 21ª y 22ª dinastía, estando situada al Este del delta del Nilo. La esfinge parece ser que data del 2800 A.C. y está realizada en granito rosa de Asuan



La estatuilla del hipopótamo data del Imperio Medio y está realizada en fayenza. La figura podría ser un shabty, destinado a aliviar los trabajos agrícolas y de riego que los difuntos, su familia y sus servidores, deberían realizar en el reino de Osiris. La fayenza se preparaba con arena mezclada con un aglutinante. Al calentarlo en el horno, uno de los componentes quedaba en la superficie y le daba aspecto vítreo. Mediante pigmentos de manganeso, cobalto, cobre, hierro se conseguían los distintos colores.


Ramsés II, reinó 67 años, desde 1301 A.C., vivió hasta los 92 años y se dice que tuvo más de cien hijos. Ordenó la construcción del templo de Luxor en honor de Amon-Ra y la creación de la ciudad de Per-Ramses, en la región de Tanis. También se debe a él la construcción de varios templos excavados en la roca en Abu-Simbel.
Su imperio se extendió desde el Mediterráneo hasta Sudán y desde Libia hasta el río Orontes (Siria).


En Egipto los sarcófagos consistían en cajas de madera, piedra caliza, granito, basalto...con inscripciones jeroglíficas y relieves esculpidos. También tenían formas humanas para adaptarse a la forma de la momia. El sarcófago era la residencia para la eternidad, protegía a la momia y, mediante los ojos pintados, se suponía que permitía ver el exterior.



A pesar de lo grotesco de la figura me cayó bien el dios Bès. Tan bien que lo elegí como foto de mi perfil. Espero que la gentileza que he tenido con él, haga que su protección caiga sobre mi.
Precisamente, este dios fue muy popular y adorado en Egipto Antiguo y en el Mediterráneo, llegando su culto hasta Ibiza y el levante español. Incluso hay investigadores que indican que los distintos nombres que ha tenido Ibiza, como Ebusus, Ibosim, Yebisah, significan isla de Bès.
Se creía que su espíritu bueno protegía a embarazadas, parturientas y recién nacidos. También protegía el matrimonio y el hogar. Además de ser considerado dios de la música se le relaciona con el amor sexual y los placeres libertinos. Parece ser que, en Menfis, los lugares dedicados a las relaciones sexuales se llamaban habitaciones de Bès.
Lo dicho, ¡que Bes me proteja!


Los gatos, en el Antiguo Egipto, estaban muy bien considerados en la sociedad. Las familias que tenían un gato difunto guardaban luto y en señal de ello se rapaban las cejas. También embalsamaban al gato y lo enterraban en panteones.
En la foto me he tomado la licencia de hacer que las momias gatunas aparezcan flotando, como si se tratase de fantasmas.


La diosa egipcia Bastet tenía cuerpo de mujer y cabeza de gato. Se creía que esta diosa vigilaba a los humanos a través de los ojos de los gatos, por lo que estaba severamente castigado matar a uno de estos felinos.

Aprovechando la ocasión hablemos de otro monumento egipcio que no está en el Louvre sino en la Plaza de la Concordia de París. Luis Felipe I, en 1831, quiso adormar la plaza, que fue el lugar sangriento donde operaba la guillotina de la Revolución, con un monumento que no tuviera que ver con la historia de Francia para que no se erigiera en símbolo de ningún bando. El monumento elegido fue el obelisco de Luxor, en granito rosa de Asuán, regalo del valí egipcio Mehemet Alí. Este obelisco está cubierto de inscripciones sobre la vida de Ramsés II. En la base se puede apreciar la descripción técnica del traslado del monumento.





jueves, 20 de mayo de 2010

Hablando de París (6): Chocolate, chocolat chaud, alimento de dioses. Speaking of Paris: food of gods.


Para los amantes del chocolate, París es un santuario. Las tiendas dedicadas exclusivamente a este manjar son abundantes y, normalmente, puestas con un gusto tan exquisito como el producto que venden. En realidad son auténticos museos y, aunque no se pretenda comprar porque los precios son de susto, merece la pena visitar estos establecimientos. ¡Pobre del parisino adicto al chocolate! Se dejará una buena parte de sus ingresos en este producto del cacao (Theobroma cacao L.). Curioso nombre científico, Theobroma, alimento de dioses.
Todo tipo de chocolates vendidos al peso, incluso por gramos, como si de tratase de pepitas de oro podemos encontrar en las chocolaterías al mismo tiempo que libros, utensilios, maracas o mazorcas del árbol del cacao y las semillas que éstas contienen.





Si se quiere hacer un buen regalo, para alguien que lo sepa apreciar, no cabe duda de que obsequiar con chocolate de París será una buena elección y como se puede comprar al peso lo podremos ajustar a nuestro presupuesto.

Otra forma de tomar el chocolate en París es el "chocolat chaud", es decir chocolate a la taza. Ni que decir tiene que para entrar en calor en el crudo invierno de la capital de Francia, una taza de chocolate caliente es lo mejor. Este chocolate caliente que se toma en París no es tan espeso como el que se toma en las famosas chocolaterías de Madrid pero es francamente bueno. El "chocolat chaud" tiene muchos fans, incluso posee una página oficial en facebook con más de 100 000 personas que la siguen.
Tomarse un "chocolat chaud", en el largo invierno de París, sentado a la mesa de uno de los cafés acristalados, o al aire libre pero con calefacción, del Boulevard Saint-Germain, viendo pasar el ajetreo de los parisinos, es un auténtico placer.

No en el Boulevard Saint-Germain sino en una cafetería cercana a los Campos de Marte nos pudo salir caro, literalmente, el "chocolat chaud". Quizá porque en París suelo llevar un sombrero así como un tanto yankee y porque además llevábamos indumentaria con algún rótulo que podía hacer pensar que éramos ciudadanos del otro lado del charco, o hasta australianos, el orondo empleado que atendía las mesas debió pensar que no dominábamos muy bien el valor de los euros o que, a esas horas de la noche, no distinguiríamos un gato negro de un gato pardo. Y eso, nos quiso dar minino por liebre. Nos tomanos unas tazas de "chocolat chaud", le pedimos la cuenta. No llegaba a 10 euros y le largué un billete de 50 que enseguida guardó en uno de los bolsillos. En el otro bolsillo tenía la calderilla. Se tomó su tiempo mientras rebuscaba las monedas, como esperando a que nos distrajéramos, aunque yo no le quitaba ojo. Por fin deja sobre la mesa unas cuantas monedas y se retira aceleradamente. Como yo estaba al tanto, vi enseguida que me había dejado el cambio de ¡10 euros!. Bueno...antes de que se hubiera retirado unos metros, saltamos como resortes gritando ¡Eeeehhh!, ¡Eeeeeehh!. Fue tan rápida nuestra reacción y tan convincente que no hubo que decir ni discutir nada más. "Disculpe, disculpe", nos dijo en italiano. Quizá dedujo por nuestras voces que latinos éramos. A continuación dejó el cambio correcto sobre la mesa. ¡Cómo sabía el tío lo que pasaba!. Debió pensar, "estos italianos" me montan aquí el numerito. No somos italianos, estuvo cerca. Pero sí, se la hubiéramos montado.
Por muy rico que esté el "chocolat chaud" no es para dejarse 50 euros en cuatro tazas. Y es que hay que estar al tanto porque pícaros y malandrines hay en todas partes, hasta en París.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Hablando de París (5): Quimeras de Notre-Dam. Speaking of Paris: Chimeras of Notre-Dam.






Yo creía que todas esas criaturas fantásticas que habitan en las alturas de las catedrales eran gárgolas pero no es así. Las gárgolas son sólamente los conductos de desagüe de un tejado que están esculpidos en forma de animales, de personas o de seres imaginarios. Parece ser que gárgola deriva del latín "gargula", que significa garganta. Este elemento que sobresale de la fachada para evacuar el agua de lluvia ya fue utilizado por egipcios, griegos, etruscos y romanos. Estos las utilizaban con profusión y se han encontrado algunas gárgolas intactas entre las ruinas de Pompeya.

El resto de las figuras, cuya función es decorativa, son las quimeras. Desconocía, y si lo sabía no me acuerdo, este significado de quimera. Yo había utilizado la expresión "quimera" como algo inalcanzable, lo que se persigue de forma inútil porque quizá ni siquiera existe. En efecto, las quimeras no existen, bueno si acaso en piedra. Son engendros compuestos de distintas partes de animales. Seres fantásticos, imaginados por alguna mente calenturienta.


No hay seguridad sobre la función simbólica de las quimeras y de las figuras de las gárgolas. Que si guardianas del templo ante los pecadores, que si demonios condenados a no estar en el interior de la casa de Dios, que si seres en los que se convierten las almas pecadoras. Si fuese esto último yo pediría convertirme en Estirga, una quimera de la que hablo más adelante.


Notre-Dam vivió una época de total abandono hasta que la novela de Víctor Hugo, El Jorobado de Notre-Dam, motivó su restauración en 1844. El arquitecto Eugéne Viollet-le Duc, gran experto en arte gótico, fue el encargado por Napoleón III para llevar a cabo el arreglo y a quien se debe la galería de quimeras.

Estirga, la quimera pensante o contemplativa destaca por su actitud. Cuando las demás enseñan las fauces, las garras, o se zampan a alguna criaturita,



Estirga se pasa la vida disfrutando de París. Impertérrita, ajena a los avatares mundanos, es como si dijera ¡ viendo la vida pasar!.







No estaría mal que al tener que morir se nos concediese el privilegio de convertirnos en una estirga con capacidad de contemplar y gozar para siempre de nuestra más querida visión.


El tiempo que se puede estar en la galería de las quimeras está tasado. El visitante es dirigido por los pasillos adecuados, sale cuando está previsto y no antes ni después. Eso hace que la visita sea ordenada, sin demasiadas personas al mismo tiempo pero uno tiene la sensación de que es conducido como un animalito de corral.


Una seria vigilante conmina a seguir el recorrido. Pareciera que Quasimodo, el Jorobado, fuese a aparecer en cualquier momento entre los maderos que albergan la campana. La histórica campana, llamada Enmanuel, que sonó cuando fuera liberada París de las tropas alemanas, (ver entrada "París en colére"), no se halla expuesta por restauración, así que nos conformamos con la réplica.






Antes de descender, una última mirada a París desde la torre sur de Notre-Dam. A mí, que soy tan contemplativo, es lo que más me gusta, ver París desde las alturas, extasiarme y soñar, como Estirga. Ocasiones no me van a faltar...