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El Antiguo Egipto está ampliamente representado en el Louvre de París. Cuando se ve la cantidad de piezas, algunas muy importantes, que alberga ese museo no se puede dejar de pensar en la marcha de tanta obra de arte hacia otros países. Países alejados de esa cultura pero que se arrogaron el derecho de llegar, descubrir, desenterrar y llevarse lo que fuese necesario. Bueno...ya no se pueden cambiar las cosas y puede que los únicos que realmente puedan reclamar la propiedad de las piezas arqueológicas fuesen los que vivieron inmersos en aquellas sociedades de las que hoy sólo quedan estos vestigios que han sobrevivido al paso de los siglos y al paso de la Humanidad. En los territorios en que se desarrollaron aquellas culturas existen otras muy distintas a las de los principios y formas de vida de la antigüedad y apenas hay herencia práctica en los aspectos sociales y culturales.
Cuando se visita el Louvre lo mejor es dedicarse a unas pocas obras o a una determinada sala. De otra forma se terminará con una especie de borrachera mental en la que, al cabo de una horas, apenas serás consciente de lo que ves y te dará igual Egipto que Babilonia.
Hoy, en el Agora de 13 Rue de l'Ancienne Comédie tenues pinceladas de Egipto en el Louvre.
La Gran Esfinge de Tanis, cuerpo de leon y cabeza de rey, es una de las más grandes esfinges que se hallan fuera de Egipto. Las ruinas del templo de Amon-Ra en Tanis la albergaba, siendo descubierta en 1825. Tanis fue la capital de Egipto durante la 21ª y 22ª dinastía, estando situada al Este del delta del Nilo. La esfinge parece ser que data del 2800 A.C. y está realizada en granito rosa de Asuan
La estatuilla del hipopótamo data del Imperio Medio y está realizada en fayenza. La figura podría ser un shabty, destinado a aliviar los trabajos agrícolas y de riego que los difuntos, su familia y sus servidores, deberían realizar en el reino de Osiris. La fayenza se preparaba con arena mezclada con un aglutinante. Al calentarlo en el horno, uno de los componentes quedaba en la superficie y le daba aspecto vítreo. Mediante pigmentos de manganeso, cobalto, cobre, hierro se conseguían los distintos colores.
A pesar de lo grotesco de la figura me cayó bien el dios Bès. Tan bien que lo elegí como foto de mi perfil. Espero que la gentileza que he tenido con él, haga que su protección caiga sobre mi.
Precisamente, este dios fue muy popular y adorado en Egipto Antiguo y en el Mediterráneo, llegando su culto hasta Ibiza y el levante español. Incluso hay investigadores que indican que los distintos nombres que ha tenido Ibiza, como Ebusus, Ibosim, Yebisah, significan isla de Bès.
Se creía que su espíritu bueno protegía a embarazadas, parturientas y recién nacidos. También protegía el matrimonio y el hogar. Además de ser considerado dios de la música se le relaciona con el amor sexual y los placeres libertinos. Parece ser que, en Menfis, los lugares dedicados a las relaciones sexuales se llamaban habitaciones de Bès.
Lo dicho, ¡que Bes me proteja!
Los gatos, en el Antiguo Egipto, estaban muy bien considerados en la sociedad. Las familias que tenían un gato difunto guardaban luto y en señal de ello se rapaban las cejas. También embalsamaban al gato y lo enterraban en panteones.
En la foto me he tomado la licencia de hacer que las momias gatunas aparezcan flotando, como si se tratase de fantasmas.
La diosa egipcia Bastet tenía cuerpo de mujer y cabeza de gato. Se creía que esta diosa vigilaba a los humanos a través de los ojos de los gatos, por lo que estaba severamente castigado matar a uno de estos felinos.
Aprovechando la ocasión hablemos de otro monumento egipcio que no está en el Louvre sino en la Plaza de la Concordia de París. Luis Felipe I, en 1831, quiso adormar la plaza, que fue el lugar sangriento donde operaba la guillotina de la Revolución, con un monumento que no tuviera que ver con la historia de Francia para que no se erigiera en símbolo de ningún bando. El monumento elegido fue el obelisco de Luxor, en granito rosa de Asuán, regalo del valí egipcio Mehemet Alí. Este obelisco está cubierto de inscripciones sobre la vida de Ramsés II. En la base se puede apreciar la descripción técnica del traslado del monumento.