El ágora de 13 Rue de l'Ancienne Comédie:

El ágora de 13 Rue de l'Ancienne Comédie: Viendo la vida pasar
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jueves, 24 de junio de 2010

Hablando de París (10): La Torre Eiffel, 1ª parte. Speaking of Paris, The Eiffel Tower, Part 1.

Llevo un tiempo hablando de París y todavía no ha salido a relucir, más que de refilón en algunas fotos, el emblema más representativo de la capital de Francia. No sólamente de París, de Francia, incluso de Europa. Posiblemente, si a modo de souvenir mundial para visitantes extraterrestres, hubiese que elegir un monumento emblemático, ese sería la Torre Eiffel.

Curiosamente, he leído que el proyecto de Eiffel fue ofrecido en primer lugar a Barcelona para su Exposición Universal de 1888. Ante la negativa de este ayuntamiento catalán, se le ofreció a París para la correspondiente Exposición Universal de 1889. Parece ser que también en París hubo su polémica por este engendro ingenieril y que, incluso, se estuvo en un tris de desmontar la torre después de la exposición.

¿Qué sería de París sin su torre?. ¿Qué habría sido de Barcelona con ella?. Pues, probablemente, todo sería igual. Quizá haya hecho más París por la torre que a la inversa. París es libertad, arte, revolución, tolerancia, respeto, laicidad...y tantas cosas...con Eiffel o sin ella.

Reflexiones parecidas, o cualquier otra que entretenga la mente, vendrán muy bien para soportar las largas colas que, a modo de peaje de tiempo, habrá que sufrir para subir a la torre. En el caso de cubrir las dos primeras etapas prescindiendo del ascensor, la cola es mucho menor.
Si físicamente se puede, no es para tanto, lo mejor es subir a base de piernas y corazón, ir ganando altura poco a poco, sin prisa, observándolo todo con detenimiento.
De esta forma disfrutaremos más con la visita y podremos descubrir a algún insospechado habitante de la Torre.


El último tramo hay que hacerlo necesariamente en ascensor. Así entre vuelta y revuelta de la fila, podemos contemplar todo París y observar a los compañeros de espera que nos circundan. A mi me gusta, por ejemplo, hacerme una idea del país de origen de los que me rodean y corroborarlo captando el idioma o el acento con el que se expresan.

También hay tiempo para recrearse estudiando la estructura metálica o para hacer fotos a esa paloma que descansa, como si tal cosa, en uno de los principales monumentos del mundo.




Para los empleados que controlan la entrada de las masas de turistas en los ascensores debe ser un tanto estresante su trabajo y no debe sorprender cierta aspereza en el trato. Pensemos que para ellos la Torre Eiffel, entusiasmo de visitantes, es un lugar de trabajo y además inhóspito.

Vale por hoy de Torre, habrá dos entradas más dedicadas a ella y así resarcirla por haber esperado tanto para sacarla a la palestra en este blog.

miércoles, 16 de junio de 2010

Hablando de París (9): La Grande Arche de la Défense, El Gran Arco de la Defensa. Chauvinismo. Speaking of Paris: Chauvinism

Junto con la City de Londres, el distrito de La Défense es de los centros de negocios más importantes de Europa. La pieza clave de esta zona moderna de París es un cubo hueco de mármol y cristal a modo de un arco de triunfo moderno. Inaugurado en 1989, bajo el impulso de Miterrand, La Grande Arche de la Défense se presenta prácticamente alineado con el Arco de Triunfo y el Louvre.
Posiblemente, La Grande Arche sea un hito arquitectónico, especialmente para París, pero desde 1989 ha pasado mucho tiempo y otros edificios en otras partes de Europa, con otros materiales, otros diseños, otras inclinaciones, le resten el protagonismo que en su momento tuvo.
Para los interesados en arquitectura, posiblemente, sea ineludible visitarlo, incluso por dentro. Pero para el común de los mortales su contemplación te deja un tanto frío. El interior apenas tiene aliciente. Sólo la subida a la terraza superior para ver las alturas de los grandes edificios, sede de las principales empresas francesas, puede ser interesante.


Lo que no tiene nada de interesante es el precio para subir a la parte superior, ya que incluso la entrada de grupo familiar resulta excesiva. Las exposiciones que suele haber en el interior tampoco justifican la tarifa.
Escribiendo estas cosas, no se por qué, me ha venido a la mente el término chauvinismo. ¿Qué recónditas asociaciones en mi mente hacen que aflore a mi consciente el chauvinismo?.
¡Vaya Vd. a saber!. Experiencias, educación...El caso es que he sentido curiosidad por recordar aspectos de este concepto.
Y resulta que hace años se usaba con frecuencia en una versión suave, la de patrioterismo, en la que se consideraba que los franceses eran chauvinistas por naturaleza. Entre paréntesis, un personaje de una obra de teatro llamado Chauvin, como un condecorado ciudadano en tiempos de Napoleón, de discurso ultrapatriótrico, fue el origen del término.
Bueno, orgullosos de su historia, de su arte y de su decisiva influencia en el devenir mundial sí que pueden estar los franceses.
Hubo un tiempo en que los españoles éramos el ejemplo inverso al chauvinismo. Nos interesábamos por el origen de cualquier producto industrial por si era español, sinónimo de falta de calidad y construído a base de chapuzas, por lo que se acogía con prevención. Era el tiempo de las españoladas en el cine y de constatar que éramos europeos de segunda.
Si los franceses son chauvinistas no creo que lleguen a los extremos que algunas definiciones de ese término señalan. O sea, creencia narcisista próxima a la paranoia y a la mitomanía.
No creo que sea así, pero le voy a hacer un guiño al toque chauvinista que puedan tener los franceses y me tomo la licencia de decorarles, en foto, La Grande Arche de la Défense.



miércoles, 2 de junio de 2010

Hablando de Paris (8): Pinceladas. Speaking of Paris: Brushstrokes.

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En la entrada anterior quedaron reflejadas en El Ágora de 13 Rue de l'Ancienne Comédie unas pequeñas pinceladas del Egipto del Louvre. Hoy van a ser unas pinceladas de París con la ayuda de algunas fotos, como siempre.
Una de las cosas que se cuidan mucho en la capital de Francia son los escaparates. Pasear por la calles más comerciales, yendo de escaparates, resulta de lo más entretenido. No cabe duda de que predomina el estudio minucioso y el buen gusto a la hora de diseñar y adornar los escaparates. El escaparate es una invitación a parar, admirar y sobre todo a entrar y comprar en esa tienda que luce sus mejores galas a través del cristal. Llamar la atención del caminante urbano debe ser el primer objetivo de una tienda. Y esto es lo que consigue el establecimiento de la Rue du Bac que exhibe esta foto.


Como en toda gran ciudad, el tráfico puede llegar a ser endiablado. Caminar, el metro, o la bicicleta son la solución ideal para no llegar tarde a nuestra cita y perder los nervios atascados en una calle céntrica. Por eso nos podemos encontrar estaciones de bicicletas salpicadas por las calles de París invitando a transportarnos a base de pedaleo y sortear así el embotellamiento. Comodidad, ejercicio físico, aire más limpio, menos ruido... Todo son ventajas para el uso de la bici en la urbe.

Si el precio del metro cuadrado de vivienda es alto en una ciudad, en París es el no va más. Si además la vivienda está en la orilla del Sena, es decir en uno de los "quai", frente a la Îlle Saint-Louis ese precio se verá incrementado. Pues en esa situación está el edificio que tiene fama de ser el más estrecho de París.


Sí, sí, estrecho y todo, pero un palacio se le antojaría ser a cualquiera que pudiera disfrutar de una vivienda así en un sitio tan privilegiado.

Al igual que sucede con los escaparates, la competencia y la necesidad de obtener clientes hacen que se agudice el ingenio para atraer al personal hasta el negocio. Y debe ser que a esta peluquería le va bien disfrazando a sus peluqueros. Quizá, mientras la señora deja en las manos del profesional que haga una obra de arte en su cabellera, se imagine la historia que le sacaría del tedio y la rutina amorosa, y que un apuesto y varonil policía la abraza para rescatarla del malvado delincuente, disfrutando después de una apasionada aventura.
Puede ser que cunda el ejemplo y se prodiguen las peluquerías con empleados disfrazados de servidores de la ley. Claro que en esto habrá sus preferencias. El policía de la foto debía ser de Nueva York o Chicago, o algo así. ¿Tendría el mismo efecto si el policía fuese un bobby londinense, un carabinieri italiano, un gendarme francés o un guardia civil español?.
Por si a alguien le interesa, la peluquería está en la Rue du Bac, cerca de la confluencia con el Boulevard Raspail.