Cementerio de MontparnasseEn "El Ágora..." ya se ha dicho en alguna ocasión que los cementerios céntricos de París son buenos sitios para pasear, meditar y disfrutar de un rato de tranquilidad.
Mientras se disfruta de esa paz se puede curiosear entre las tumbas; las hay francamente originales y vistosas.
Al cementerio de Montparnasse también ha llegado la Navidad; se pueden contemplar últimas moradas que no se resisten a contribuir al ambiente navideño estando adornadas con árbol, bolas y espumillón. Así podemos ver la tumba del dramaturgo y escritor Ionesco (1909-1994).
Estas cosas dan que pensar porque ¿los ocupantes de las tumbas con arbolito dejaron, entre sus últimas voluntades, que el lugar donde reposan sus huesos contribuyese al ambientillo de Navidad? Tendría gracia que en vida les fastidiasen esas fiestas y ahora que no pueden decir nada tengan que aguantar sobre ellos el símbolo por excelencia de la Navidad. Aunque, bien mirado, hasta es posible que al pie del árbol aparezca algún regalo y todo.
Reconozcamos que como adorno no queda mal porque hay cosas peores...por ejemplo la tumba de Sartre (1905-1980) y Simone de Beauvoir (1908-1986), que también se encuentra en el cementerio de Montparnasse. Sobre la lápida un batiburrillo de pequeñas objetos en desorden rinden homenaje, a su manera, a la pareja. Quizá, ambos, o alguno de los dos eran cuidadosos y ordenados y si pudieran ver la lápida que tienen encima, es posible que se incomodasen.
De cualquier modo, una lápida sencilla y limpia mueve al ánimo a meditar sobre la vida y la muerte...quizá, un pequeño ramo de flores...
Cementerio de Montparnasse
Navidad en el cementerio de Montparnasse
Navidad en la tumba de Ionesco
Tumba de Sartre y Beauvoir

















La Gran Esfinge de Tanis, cuerpo de leon y cabeza de rey, es una de las más grandes esfinges que se hallan fuera de Egipto. Las ruinas del templo de Amon-Ra en Tanis la albergaba, siendo descubierta en 1825. Tanis fue la capital de Egipto durante la 21ª y 22ª dinastía, estando situada al Este del delta del Nilo. La esfinge parece ser que data del 2800 A.C. y está realizada en granito rosa de Asuan
La estatuilla del hipopótamo data del Imperio Medio y está realizada en fayenza. La figura podría ser un shabty, destinado a aliviar los trabajos agrícolas y de riego que los difuntos, su familia y sus servidores, deberían realizar en el reino de Osiris. La fayenza se preparaba con arena mezclada con un aglutinante. Al calentarlo en el horno, uno de los componentes quedaba en la superficie y le daba aspecto vítreo. Mediante pigmentos de manganeso, cobalto, cobre, hierro se conseguían los distintos colores.
Ramsés II, reinó 67 años, desde 1301 A.C., vivió hasta los 92 años y se dice que tuvo más de cien hijos. Ordenó la construcción del templo de Luxor en honor de Amon-Ra y la creación de la ciudad de Per-Ramses, en la región de Tanis. También se debe a él la construcción de varios templos excavados en la roca en Abu-Simbel.
En Egipto los sarcófagos consistían en cajas de madera, piedra caliza, granito, basalto...con inscripciones jeroglíficas y relieves esculpidos. También tenían formas humanas para adaptarse a la forma de la momia. El sarcófago era la residencia para la eternidad, protegía a la momia y, mediante los ojos pintados, se suponía que permitía ver el exterior.
A pesar de lo grotesco de la figura me cayó bien el dios Bès. Tan bien que lo elegí como foto de mi perfil. Espero que la gentileza que he tenido con él, haga que su protección caiga sobre mi.
Los gatos, en el Antiguo Egipto, estaban muy bien considerados en la sociedad. Las familias que tenían un gato difunto guardaban luto y en señal de ello se rapaban las cejas. También embalsamaban al gato y lo enterraban en panteones.





No hay seguridad sobre la función simbólica de las quimeras y de las figuras de las gárgolas. Que si guardianas del templo ante los pecadores, que si demonios condenados a no estar en el interior de la casa de Dios, que si seres en los que se convierten las almas pecadoras. Si fuese esto último yo pediría convertirme en Estirga, una quimera de la que hablo más adelante. 














